Tres veces Comolli. La cuestión de la “inscripción verdadera”

(Cine, modo de empleo, J.-L. Comolli y V. Sorrel; Cuerpo y cuadro. Cine, ética y política, vol. 1, J. –L Comolli; La cámara opaca, E. Jelicié, ed.)

por Gabriel Boschi

En poco más de un año, el teórico, cineas­ta y docente francés Jean-Louis Comolli se ha hecho presente en la actividad editorial vernácula a través de tres libros: Cuerpo y cuadro; La cámara opaca y Cine, modo de em­pleo. Nos encontramos, en cada uno de ellos, con diferentes maneras de estructurar el despliegue de su pensamiento.

Prometeo edita Cuerpo y cuadro en dos vo­lúmenes, el primero en 2015 y el segundo aún en preparación. Comolli sigue aquí la misma propuesta de Ver y poder, es decir, una organización cronológica de la produc­ción escrita, separada por años. Ver y poder cubre el período 1988-2003 y Cuerpo y cua­dro los siguientes ocho años (el volumen I, 2004-2006; el volumen II, 2007-2010). Para cada año presenta una reseña de los princi­pales hechos políticos y repasa los proyectos audiovisuales que ha llevado adelante. Los textos seleccionados y la imbricación de di­chas reseñas dan forma a un virtual y suge­rente diario personal donde el pensamiento sobre la máquina-cine y el lugar del espec­tador, temas nodales que atraviesan estas publicaciones, adquiere matiz extra a la luz del panorama político, económico y social.

En marzo de 2016, El cuenco de plata pu­blica La cámara opaca. Estamos aquí frente a una selección de textos de varios autores, en donde Comolli tiene un lugar de emi­nencia. La tarea fue llevada adelante por Emiliano Jelicié y el recorte temporal bien definido: 1969-1971. La idea compilatoria da cuenta del campo de batalla que se ini­cia con Jean-Louis Baudry y los efectos ideológicos inherentes a la cámara y el pro­yector cinematográficos; un litigio teórico que en Francia tiene varios frentes: Cahiers du cinema, Cinéthique, Jean-Patrick Lebel. Recordemos que Comolli era jefe de redac­ción de los Cahiers desde 1966 (se la había transferido Jacques Rivette) y que, después de la intervención decisiva de la redacción entera ante el intento estatal de remover a Henri Langlois de la Cinemateca Francesa en abril de 1968 y, a su vez, después de la celebración de los Estados Generales del Cine en mayo del mismo año, se produ­ce un giro editorial hacia el maoísmo. Las turbulencias del Mayo Francés resuenan en cada una de estas páginas. Y para Comolli, estos tres años servirán de laboratorio teó­rico para engendrar un texto fundamental, Técnica e ideología, que aparecerá después del recorte operado por Jelicié: entre 1971 y 1972, años ciertamente más aplacados.

Por último, en abril de 2016, Manatial presenta Cine, modo de empleo. La estruc­tura de este libro, en principio, parece des­concertante. Comolli propone un manual de usuario compuesto por los principales términos de la praxis audiovisual (teoría y práctica forman una misma trama) or­denados de manera cronológica, donde lo fotoquímico y lo digital se modulan y se enfrentan en cada entrada. Este manual está destinado a aquellos que, hoy en día, quieren filmar (profesionales y especial­mente amateurs) o reflexionar sobre el cine. Pero, además de una impronta pedagógica, hay un sentido político. Para Comolli, en lo amateur y en lo artesanal, la tecnología digital puede ser desvestida de sus presu­puestos industriales.

Aquí, por un lado, Comolli sigue con la prerrogativa baziniana de aunar crítica con pedagogía para otorgar al lector las herra­mientas de abordaje analítico en el cine: el escalpelo con el cual separar la escritura del espectáculo; Bazin está también pre­sente desde otro flanco: hay una necesidad urgente de actualizar la pregunta “¿Qué es el cine?” ante la proliferación de las tecno­logías digitales. Por otro lado, mucho le debe a Gilles Deleuze la elección del al­fabeto como patrón organizativo. Aunque no lo explicite, suponemos que se remite a L’Abécédaire de Gilles Deleuze, serie tele­visiva de casi 8 horas, en donde el filósofo es entrevistado entre 1988 y 1989, según un plan temático de 25 palabras claves or­denadas alfabéticamente. Las nociones fi­losóficas están desplegadas con una inten­ción pedagógica, de la cual Comolli toma la posta.

Más allá de su producción escrita y la la­bor como incansable docente, podemos encontrar dos proyectos audiovisuales que ya encarnan esta intención pedagógica. Les raccords au cinéma (2010) es un dvd inte­ractivo sobre el gesto y el pensamiento del montaje en donde a partir de un menú de siete tipos de raccords accedemos a distintos fragmentos de películas sobre los que escu­chamos la voz de Comolli dando cuenta de sus características formales. En Cinéma documentaire. Fragments d’une histoire (2014), tenemos a Comolli, ahora dentro del cua­dro y de espaldas, hablando de las imágenes proyectadas sobre una pared que dispara, él mismo, desde su computadora: propone así una lectura de la historia del documental tan personal como lúcida.

La urgencia por una pedagogía, suponemos, está marcada por las mutaciones tecnológi­cas de las imágenes maquínicas que definen un nuevo mundo que hay que poner al día. La idea del momento contemporáneo como un hiato en la historia del cine es fuerte; la hegemonía del digital sería la cau­sa y su ideología, el borramiento del trabajo del cálculo y la programación en pos de una hiper-transparencia entre la cosa y su repre­sentación. Ante este nuevo (viejo) embate de las máquinas de imágenes, sus modos de empleo, tal como aparecen en estas páginas, deben luchar contra la ceguera y el automa­tismo en el uso.

[Disponible completo en la versión en papel.]

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