«Los años no legendarios», de Cahiers du cinema (1968-1974)

Notas para una reconstrucción de un debate teórico-ideológico

Con la irrupción de la política en el escenario francés, a partir de mayo del ’68, tanto la teoría cinematográfica como el cine mismo darán un giro con múltiples matices hacia cuestiones que las “teorías idealistas del cine” (Bazin, Mitry, Agel, Ayfre) no pudieron pensar porque no formaban parte de su horizonte teórico. Giro que tendrá lugar con mayor violencia que aquel que representó la Nouvelle Vague respecto de la Qualité française. Así, la política se convertía, para la crítica y la teoría del momento, en la instancia impensada misma y, por lo tanto, en aquello que se debía pensar. A partir de este momento nada del cine quedaba fuera de la política y, en consecuencia, la cuestión central de los principales críticos y teorizadores va a girar en torno a la articulación ideológica. Su objetivo será considerar de qué modo se inscribe la ideología burguesa en el cine (técnicas) y cómo combatirla (estrategias).

Luego de la movilización por el affaire Langlois, que, de algún modo, prefigura el Mayo del ’68, los Cahiers du cinema realizan una encuesta a doscientos cineastas para acompañar a los Estados Generales del Cine Francés, cuyos impulsores se oponían al sistema tradicional del cine que identificaban con la cultura gaullista. Dentro de este marco se producen, incluso, sabotajes al Festival de Canes por parte de algunos de los redactores de Cahiers (como Michel Delahaye), patrocinados por Godard y Truffaut; el festival terminará clausurándose en ese año. En París, se organizan comisiones de grupos de trabajo, paros generales de los trabajadores del cine, reuniones en las facultades con los estudiantes, en las que se incluían proyecciones. Así, la voluntad de disolver las estructuras estáticas existentes toma un giro decisivo el 21 de mayo, día en que los Estados Generales deciden la abolición de los privilegios del Centro Nacional de Cinematografía. En este contexto, los Cahiers se lanzan hacia una aventura teórica que intenta superar las “concepciones idealistas” de Bazin. El giro político de la teoría tendrá dos modalidades: por un lado, buscan un nuevo cine (más propenso a la politización, venido en parte del Tercer Mundo), y por otro, recurren a las teorías marxistas-leninistas para la elaboración de un pensamiento sobre el cine.

[Disponible completo en la versión en papel.]

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