Fin(es) del cine. Daney y Godard en la encrucijada del cine moderno

por Domin Choi

El síntoma parece evidente: si en cada época hay un medio predominante y adecuado para expresar los secretos de ésta, el cine, en la actualidad –el arte del siglo XX o, como sugiere Godard, el arte del siglo XIX que alcanza su verdad en el siglo XX-, va perdiendo terreno en la pugna por ser el medio ejemplar de su tiempo frente a otros medios. Pero ¿de qué “tiempo” se trata?, ¿cuál es o cuál fue su tiempo? Una cosa parece segura: la cuestión no sólo no reside en el dominio cuantitativo (el cine como arte de masas) sino también en el de su condición histórica y técnica (el cine como arte del registro y de la realidad).
“La muerte del cine”. Sin duda una sentencia grave, que amenaza con caer en el patetismo nostálgico y que parece ser un rótulo que recibe de otros ámbitos (filosofía, estética, historia, etc.) las resonancias de un debate. De repente, a través de este eco, la historia del cine se vuelve mortalmente materialista, consciente de su finitud. El cine ya no es sólo ese “fenómeno idealista”, “embalsamador del tiempo”, como lo reclamaba André Bazin, sino una cosa mortal susceptible de ser amenazada por otros medios y técnicas: la televisión, el video, la informática…

“Qué es el cine: Nada. Qué quiere el cine: Todo. Qué es capaz de hacer: Algo”. Estas sentencias de las Histoire(s) du cinema de Godard pretenden abordar la historia del cine ubicándose en su estado actual. De pronto, el cineasta del alto modernismo por excelencia se vuelve historiador; y el sentido del cine hay que buscarlo mediante una mirada retrospectiva como si algo hubiera acabado, concluido. Ahora bien, el cine como “Nada”, con su deseo de pretenderlo “Todo”, y su efectividad como “Algo”, indica ya de entrada un fracaso: el cine, desde esta matriz godardiana, implica que no es cine y no puede serlo nunca. Se diría que el cine está fuera de sus cabales. ¿Se trataría de una condición histórica que recién ahora se nos aparece como evidente? Al parecer, según Godard, este fracaso del cine hay que pensarlo junto a los “acontecimientos fundadores de la modernidad” del siglo XX.

[Disponible completo en la versión en papel.]

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