Hacia una mirada ética. El cine de Nanni Moretti

Roma, diciembre de 1976, en los locales del Filmstudio, célebre cineclub de la capital italiana, se estrena la primera película de un joven director romano, Io sono un autarchico (Soy un autárquico). Moretti es casi un desconocido: director de dos cortometrajes poco más que amateurs (La sconfitta y Pâté de bourgeois), y de un medio metraje inspirado en I promessi sposi de Manzoni (Come parli, frate?), había participado en alguna reseña de cortos sin obtener ninguna mención particular. No sale de los círculos de cine, no fue alumno del Centro Sperimentale de Cinematografia, nada lo señala como joven promesa del cine italiano. La película, filmada en super 8 (más tarde se hará una copia en 16mm), fue realizada en solo tres meses, con pocos medios y totalmente autoproducida. Los administradores del Filmstudio están preocupados; le garantizan a Moretti sólo dos noches y únicamente con la condicón de que él mismo se comprometa a llenar la sala con amigos y parientes. A la mañana se organiza una proyección para la prensa: van sólo unos pocos críticos importantes y numerosos “vice-críticos” de los distintos diarios. Moretti presonalmente, preocupado y convencido de que todo terminará en un desastre, lleva la copia a la sala.

El día después del estreno, los diarios italianos anuncian el nacimiento de una nueva estrella del cine italiano. El éxito es inmediato. El Filmstudio tiene la película en cartelera cinco meses y se siguen uno tras otro los artículos y los informes televisivos. Io sono un autarchico empieza a distribuirse en las otras salas italianas a principios de 1977. Para entonces Moretti ya obtuvo un contrato de realización de su primera película “industrial”: Ecce Bombo.

Entre los elementos que contribuyen a determinar el éxito de la película se cuenta el uso del formato super 8, de la cámara portátil, a bajo costo (Moretti la había comprado vendiendo su colección de estampillas), particularmente celebrada en los años setenta como un instrumento cinematográfico libre que permitía hacer cine evitando los condicionamientos económicos (y por ende ideológicos) de la industria cinematográfica. La difusión de la tecnología liviana y, más tarde, el desarrollo del video como medio expresivo cinematográfico generan una serie de discusiones teóricas, de declaración de poéticas que atraviesan las cinematografías de todo el mundo.

[Disponible completo en la versión en papel.]

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