Postales del cine militante argentino en el mundo

por Mariano Mestman

Fines de septiembre de 1968, ciudad de Mérida (Venezuela). La Universidad de los Andes organiza la Primera Muestra de Cine Documental Latinoamericano. Diez días de proyección de más de sesenta filmes, foros públicos y mesas redondas en los que participan cerca de treinta cineastas de la región y muchos estudiantes. El jurado, compuesto por críticos latinoamericanos y europeos, otorga los tres principales premios (de igual valor) a Santiago Alvarez (Cuba), Jorge Sanjinés (Bolivia) y Fernando Solanas (Argentina).

La Muestra de Mérida tuvo lugar entre los Festivales y Encuentros de Realizadores de Viña del Mar (Chile) de 1967 y 1969. En estas tres instancias alcanza visibilidad internacional un Nuevo Cine Latinoamericano que venía desarrollándose desde hacía una década y se encontraba en un momento sumamente productivo, políticamente radical y con significativas búsquedas de innovación estética. Es decir, el denominado Nuevo Cine Latinoamericano abarca una serie de realizadores, grupos e instituciones que renovaron la cinematografía de algunos países de América Latina o hicieron un aporte sustantivo a su surgimiento en otros. Si bien desde la segunda mitad de la década del cincuenta comienza en varios países una renovación cinematográfica que se expande durante la década del sesenta, la constitución de un movimiento regional se verifica a partir de la segunda mitad de esta última. En dicho proceso juegan un rol fundamental esos eventos, así como los festivales uruguayos organizados por la revista Marcha, en 1967 y 1968, o en la Cinemateca del Tercer Mundo de Montevideo, desde 1969.

En cada encuentro se expresa una y otra de las principales tendencias (de grupos, de cinematografías, de temáticas) de esa coyuntura de emergencia y visibilidad internacional del Movimiento del Nuevo Cine Latinoamericano. Si Viña ’67 da cuenta de una primera cristalización de movimientos nacionales o cineastas representativos de nuevos procesos en el campo del cine en varios países, en Mérida ’68 confluye lo más significativo del cine documental regional y en Viña ’69 se expresa lo más logrado del Nuevo Cine Latinoamericano.

[Disponible completo en la versión en papel.]

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