Normalización y excedencia. El cine italiano de la posguerra

por Daniele Dottorini

A lo largo de su historia el cine italiano mostró siempre una suerte de doble alma. Nunca fue una estructura industrial, privatizada, administrada por las grandes compañías productivas, ni tampoco una estructura completamente manejada por el Estado. Ni Hollywood ni cine soviético (mucho menos nazi), que son los grandes modelos sobre los que se discute durante el debate cultural de los años treinta en Italia. A partir de la década de los treinta, la producción cinematográfica italiana se desarrolló sobre la base de una relación muy estrecha con los financiamientos estatales; esto dio lugar a un sistema que durante los años del régimen fascista se consolidó como estructura de control indirecto de la cinematografía del país, oficialmente basada en una relación a la vez pública y privada, es decir, en la constante presencia del Estado (incentivos estatales para la producción y la distribución, premios a la recaudación, control sobre los guiones, censura previa) y en la actividad de los ‘Studios’ de Cinecittà, con su sistema de estrellas, con su división en géneros y con la creación de un profesionalismo (gritado a los cuatro vientos cada vez que se presentaba la ocasión) de saberes técnicos y artesanales […] Sistema ‘blando’, entonces, o híbrido, si así se prefiere.

[Disponible completo en la versión en papel.]

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